YEHUDI MENUHIN. Nació
en Nueva York el 22 de abril de 1916 y comenzó sus estudios de violín desde los
cuatro años de edad con Sigmund Anker. A la edad de siete años debuta con la
Sinfónica española. Posteriormente amplió sus estudios con Lous Persinger, que
a los ocho años lo hace debutar profesionalmente. A los diez años debuta en
Nueva York y a los trece en Berlín. Conoce a George Enescu quien le enseñó que
"interpretar equivalía a ser" Paulatinamente Yehudi iría
desarrollando sus criterios y valores más característicos, entre los que
destacaron, la capacidad de trabajo, la auto exigencia, así como una concepción
del arte estrechamente interrelacionado con la vida. Así escribió en su diario:
“Recuerdo vivamente mi primera lección con Enescu,—Mi madre me llevó a su casa
y esperamos en el salón, al poco rato apareció el maestro con su violín y comenzó
a tocar una Partita de Johan Sebastián
Bach, ahí verdaderamente comenzó mi amor por el
instrumento" En noviembre de ese mismo año presenta en Nueva York el
Concierto para Violín Opus 61 de Ludwig
van Beethoven, bajo la batuta de Fritz Bush convirtiéndose entonces en la portada de los principales diarios del país. Iniciando
giras de conciertos por Estados Unidos, Berlín y Londres. En 1928 fue el año en
que realizó su primera grabación sonora para el sello Víctor.
En
1929 recibió su violín Stradivarius (ahora de Itzhak Perlman). En los años 30,
estudia simultáneamente con Enescu, cuya influencia en la estética musical del
joven violinista fue definitiva, despues estudia con Adolf Busch. Su madurez es
tal que cuando Fritz Kreisler renuncia a grabar el concierto para violín opus
61 de Elgar, del que era dedicatorio, es Menuhin el elegido para realizar el
registro fonográfico con el propio Elgar a la batuta. Talento precoz Yehudi
acompañado por su hermana menor al piano Hephzibah Menuhin realiza
presentaciones que asombran a su audiencia.
En
1931 graba su primer concierto. Bruch Concerto No 1 en Londres.
Su actividad en el bando aliado durante la Segunda Guerra Mundial, le llevó a dar 50 conciertos en diversos destacamentos de las tropas. De esta época existe un film propagandístico en el que interpreta el Vuelo del Moscardón y el Ave María de Schubert. Menuhin asumió con gran valentía la defensa de Wilhelm Furtwangler cuando éste fue acusado de colaboración con el régimen nazi. El violinista no sólo publicó escritos al respecto, sino que en un acto extraordinariamente antipopular se convirtió en el primer judío en tocar con la Orquesta Filarmónica de Berlín, con Furtwangler al frente, tras el episodio nazi.
Su actividad en el bando aliado durante la Segunda Guerra Mundial, le llevó a dar 50 conciertos en diversos destacamentos de las tropas. De esta época existe un film propagandístico en el que interpreta el Vuelo del Moscardón y el Ave María de Schubert. Menuhin asumió con gran valentía la defensa de Wilhelm Furtwangler cuando éste fue acusado de colaboración con el régimen nazi. El violinista no sólo publicó escritos al respecto, sino que en un acto extraordinariamente antipopular se convirtió en el primer judío en tocar con la Orquesta Filarmónica de Berlín, con Furtwangler al frente, tras el episodio nazi.
Desde
1959 Menuhin se instaló en Londres, haciéndose cargo del Festival Bath
(1958-68), el Festival Windsor (1969-1972) y el Gstaad Festival. En esta época
se sitúa el comienzo de su interés por el vegetarianismo y la cultura india. En
1962 funda cerca de Londres la Escuela Superior de Música que lleva su nombre. Durante
los últimos años de su vida abandona el instrumento para dedicar casi todo su tiempo
a la dirección orquestal. Conocido también como humanista y filántropo, en 1960
recibió el Premio Nehru de la Paz y en 1992 fue embajador de buena voluntad de
la Unesco. Falleció en Berlín el 12 de Marzo de 1999.
La
carrera artística de Menuhin, desarrollada a lo largo de siete décadas, es una
de las más espectaculares de nuestro tiempo. Como violinista primero, y, luego,
como director de orquesta, ha protagonizado las más importantes convocatorias
de los principales escenarios internacionales, junto a los mejores solistas y
formaciones orquestales. Aliando la técnica irreprochable con una comprensión
extraordinaria de la música, trabajó un repertorio muy amplio, de Bach, Ravel y
Beethoven a la música de vanguardia, de la música barroca a las improvisaciones
de jazz con Stéphane Grappelli. Le gustaba acompañar y dar a conocer todas las
músicas.
Su fascinación por las distintas culturas lo llevará a tocar, tanto con Ravi Shankar, como con sus amigos cíngaros, cuya causa defenderá, destacando así que la búsqueda de la belleza y el compartirla con los demás son valores universales. A lo largo de toda su vida, Yehudi Menuhin se preocupó por las grandes cuestiones de este siglo: tan sensible a la educación como a los derechos de las minorías, convirtió en una cuestión de honor el concretar siempre sus acciones. Nunca dejó de librar combates por la música, la paz y la convivencia entre los hombres; ante todo, fue un humanista comprometido con la defensa de los derechos humanos. A lo largo de su carrera de músico emprendió sin tregua la defensa de los más débiles, lo que le valió numerosas distinciones, entre las que cabe destacar la de "Lord", el Premio Mundial de la Paz en 1979, el Premio Nerhu de la Paz en 1960 y el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 1997.
En 1945 intervino en el concierto de inauguración de la ONU y volvió a actuar en Alemania, preconizando la superación de las graves secuelas de la guerra. En numerosas manifestaciones públicas defendió la tolerancia y cooperación entre diferentes pueblos y culturas. En 1992 promovió la constitución de la Fundación Yehudi Menuhin a la que asignó como cometidos prioritarios la integración social de niños desfavorecidos a través de actividades artísticas, la defensa de los derechos de las minorías culturales, el fomento de la tolerancia cultural y la creación de redes de cooperación internacional en los ámbitos de la educación y la cultura.
Era un hombre comprensivo, abierto a todo tipo de opiniones y creencias. Era "un hombre bueno" en el sentido machadiano. Era el ejemplo viviente de esa frase tan sencilla y tan genial de Sancho Panza: "Señora, donde hay música no puede haber cosa mala". El año 97, al recibir el Premio Príncipe de Asturias, junto con Rostropovich, dijo en su discurso que quizás ellos eran los eslabones del hombre nuevo, el hombre que se debería dedicar con todas sus fuerzas a enseñar y propagar la música entre los niños, con la firme creencia de que así se mejoraría el mundo.
Todos
los que amamos y vivimos la música nunca podremos agradecer suficientemente,
toda una vida de Menuhin, dedicada a los demás: como violinista, como director
de orquesta, como profesor y como persona entregada y preocupada por la defensa
de los derechos humanos y el apoyo a los más desfavorecidos.
Yehudi colección 100 best
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